Título: Mestiza
Título original: Half-Blood
Colección: Covenant (1 de 5)
Autora: Jennifer L. Armentrout
Fecha de publicación USA: 18 de Octubre de 2011
Fecha de publicación España: 18 de Octubre de 2011
Editorial: Kiwi
ISBN: 978-84-941348-1-4
Páginas: 350
Formato: Rústica con solapas
PVP: 17.90€
Sinopsis:
¿Serías capaz de matar a quien amas?
Los Hematoi provienen de la unión entre dioses y mortales; y los hijos de dos Hematois de sangre pura tienen poderes divinos. En cambio, los hijos de Hematois y mortales, no. Los mestizos solo tienen dos opciones: entrenar para ser centinelas, cazando y matando Daimons, o convertirse en sirvientes en las casas de los puros. Alexandria prefiere arriesgar su vida luchando antes que limpiar retretes, aunque de todas formas, puede que termine en los barrios bajos.
Hay reglas muy estrictas que los estudiantes del Covenant deben seguir. Álex tiene problemas con todas, pero especialmente con la regla número 1:
«Las relaciones entre pura sangre y mestizos están prohibidas».
Por desgracia, Álex se siente atraída por Aiden, un pura sangre irresistible. Aunque enamorarse de Aiden no es su mayor problema; mantenerse viva hasta su graduación en el Covenant y llegar a ser centinela sí lo es. Si no cumple con su deber, se enfrentará a un futuro peor que la muerte o la esclavitud: se convertirá en un Daimon y Aiden será su cazador.
Y eso, no es nada bueno.
Reseña:
Si habéis leído la sinopsis de esta novela, muchos me diréis que esto ya lo habéis visto antes. De hecho, la principal crítica que recibe la primera incursión de Jennifer L. Armentrout en la literatura juvenil es su sospechosa similitud con cierta saga vampírica que no voy a nombrar. Cuando cogí este libro, ya había leído esa saga y era consciente del parecido. Aún así, intenté liberarme de todos los prejuicios y me puse a leer dispuesta a disfrutar de la historia. La conclusión es que no me ha gustado ni más ni menos. Tiene similitudes (tal vez más de lo que resulta cómodo) pero también tiene diferencias. No voy a hacer comparaciones, así que no busquéis eso aquí.
Si hay algo que hay que reconocerle a Armentrout, es que sabe hacer historias lo suficientemente interesantes como para que te hagan querer pasar la página. Con un estilo de escritura decente, el suficiente humor para arrancarte unas risas, y, en el momento adecuado, la suficiente emoción para arrancarte una lágrima, merece la pena echarle un vistazo a su bibliografía si te apetece una lectura sin pretensiones. Y aunque no es la autora más original del mundo (pocos lo son), sabe hacer atractivos géneros para un público que, de otra manera, jamás se le ocurriría tocar.
Hace tiempo leí en algún sitio que alguien dijo que Stephenie Meyer es un genio porque ha escrito una historia de vampiros para personas que no les gustan los vampiros, y una historia de ciencia ficción para personas que no les gusta la ciencia ficción. Bueno, de Jennifer L. Armentrout se podría decir lo mismo. Esta vez lo consigue con la mitología griega.
Alex es una mestiza, resultado de la unión de una Hematoi (o pura; descendientes de los semidioses) y un ser humano. En su mundo, los mestizos son el escalón más bajo de la sociedad y sólo tienen dos opciones de futuro: entrenar para convertirse en guardias y centinelas y cazar daimons, unos seres adictos al éter en la sangre de los puros, o tomar el Elixir (una droga que los desprende de su voluntad) y convertirse en sirvientes de los puros. Tras tres años viviendo entre humanos con su madre y tras la violenta muerte de ésta, Alex regresa al Covenant, comunidades en las que los puros y los mestizos viven separados de los humanos, para retomar su entrenamiento y convertirse en centinela. Aquí es dónde empieza la historia.
Mestiza retoma la historia dónde la dejó la novela corta Daimon, precuela de la saga, con Alex acorralada por daimons. Justo a tiempo, un grupo de centinelas la salvan y la llevan de vuelta al Covenant de Carolina del Norte y ante su tío, Marcus, decano del Covenant. Allí debaten sobre si dejar que Alex retome su entrenamiento o darle el Elixir y mandarla como sirvienta a la casa de su padrastro, Lucian, un alto cargo de la política de puros y mestizos. Finalmente, Aiden St. Delphi, un centinela puro, se ofrece para entrenar a Alex y ponerla al día para cuando se reanuden las clases.
Como decía, la narración de Armentrout es ágil, entretenida e ingeniosa, y totalmente libre de pretensiones. La intención de Armentrout no es que te devanes los sesos intentando averiguar quién es el malo o cuáles son los planes ocultos de cada personaje, sino que disfrutes de una lectura sencilla y llena de acción. Es predecible pero sin llegar a ser tediosa.
Ahora vienen los peros:
Si habéis leído mi reseña de Daimon, sabréis que Alex no está precisamente en mi lista de heroínas favoritas. En Mestiza la cosa no cambia mucho. En primer lugar, su estupidez no parece conocer límites. No creo que ninguna de las decisiones que toma a lo largo de todo el libro sea inteligente. Además, no siente ningún respeto por las vidas de aquellos que le rodean. Su temeridad e impulsividad no sólo son un peligro para sí misma sino que son un peligro para cualquiera que se encuentre cerca de ella, y no le importa en absoluto siempre y cuando se salga con la suya. Lo que me lleva a 3) es tremendamente egoísta. Si alguna vez me gustó algo de ella, fue gracias a su relación con personajes secundarios (sobre todo, con Caleb) pero como personaje individual, Alex es irritante la mayor parte del tiempo.
Luego está la manera en que la tratan los demás. El único que se atreve a reprenderla cada vez que comete una estupidez (algo que ocurre muy a menudo) es su tío Marcus. Los demás se limitan a encogerse de hombros como si su actitud no tuviera remedio, o como si estuvieran tan embelesados por su talento y belleza que no se atreven. ¿De qué sirve crear a una heroína imperfecta si el resto de personajes la ven absolutamente perfecta?
Tampoco consigo creerme la relación entre Alex y Aiden. Aiden es serio, responsable, disciplinado y educado (y guapísimo, por supuesto). Es decir, no tiene NADA en común con Alex. Su primer encuentro es un poco problemático: él utiliza con ella la compulsión, algo que está «prohibido» y que se considera «poco ético». Así que no entiendo tanta atracción por un tío que lo primero que hace es dejarte sin voluntad. Por no hablar de que está absolutamente prohibido. Si eres un mestizo y te lías con un puro, lo menos malo que te puede pasar si te pillan es que te den el Elixir. Aún así, Alex se siente irremediablemente atraída por Aiden. Aunque ya se sabe lo que pasa con lo prohibido, que se desea aún más, pero también se dice que eso sólo les ocurre a las mentes más simples.
O cómo la trata Aiden. Volvemos a Alex y sus continuas estupideces. Pues bien, esta es la reacción de Aiden: se muestra molesto porque Alex es incapaz de seguir una indicación/consejo/orden, pero inmediatamente después le recuerda lo guapa o fuerte o valiente que le parece. Por regla general, las relaciones entrenador-alumna en la literatura fantástica no funcionan bien para mí, porque normalmente incluyen enormes dosis de condescendencia, y Mestiza no es la excepción.
En definitiva, Mestiza no destaca ni por su profundidad ni por su complejidad. Pero si lo que buscáis es una lectura ligera y medianamente entretenida, os recomiendo que le echéis un vistazo.
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